Como no sé estar quieta, me he puesto a hacer pizza casera, pero no una cualquiera.
He frito el tomate muy despacito, he confitado la cebolla, he hecho la masa.....
El resultado, para chuparse los dedos! Lo único que me falla es la forma, nunca me sale redonda, pero bueno, está tan buena que no importa.
INGREDIENTES:
- 400 de harina
- 25 gr. de levadura fresca ( un paquete)
- 50 cl. de aceite
- Un calabacín
- Una cebolla
- Una taza de tomate frito casero
- Una cucharada de azúcar
- Bacon en tiritas
- Queso mozarella rallado
- Una taza de champiñon laminado.
PREPARACION:
Deshacer la levadura en 150 cl. de agua caliente. Tamizar la harina con una pizca de sal y formar un volcan, echar en el centro la levadura y el aceite. Trabajar bien, amasar y formar una bola que envolveremos en papel film y dejaremos reposar una media hora en un lugar templado.
Para confitar la cebolla, pelarla, partirla y poner en una sarten con dos cucharadas de aceite, dos de agua y una de azúcar. Dejar a fuego muy suave removiendo a menudo hasta que empiece a dorarse y esté muy blandita.
Lavar el calabacín, cortarlo en rodajas y pasarlas por la sarten caliente para que se doren un poco. Lavar bien los champiñones.
Pasada la media hora, encender el horno a 200. Extender la masa con un rodillo hasta que esté muy fina y ponerla sobre la rejilla en papel de horno. pintarla con el tomate frito y espolvorear el queso rallado.
Poner cebolla por toda la superficie y colocar el calabacín, los champiñones y el bacon.
Meter al horno durante 15 minutos para que esté crujiente y...... a disfrutar.
Os aseguro que la mezcla de sabores es espectacular, ya me diréis.
Qué buena pinta tiene.Y ¿quién ha dicho que la pizza debe ser redonda? Está perfecta.
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